El oído es un órgano complejo e importante del cuerpo humano. Recibe informaciones sonoras y las transmite al cerebro para su análisis y permitirnos así comunicarnos con el entorno que nos rodea. Además, una parte del oído contribuye al equilibrio del cuerpo.
El oído también es un órgano frágil que hay que cuidar. Los daños en el oído pueden causar pérdidas auditivas que, a su vez, pueden desembocar en consecuencias irreversibles como la sordera.
RESUMEN
- Partes del oído
- Funcionamiento de un oído sano
- Funcionamiento de un oído afectado por una pérdida auditiva
- Consecuencias de la pérdida auditiva
- La incorporación de buenos hábitos
Partes del oído
El oído se compone de 3 partes:
- El oído externo: corresponde a la parte visible de la oreja (el pabellón), pero también al conducto auditivo y al tímpano. Permite recibir los sonidos.
- El oído medio: se compone de 3 osículos o huesecillos (martillo, estribo y yunque) que transmiten las vibraciones al oído interno.
- El oído interno: transforma los sonidos en señales nerviosas que el cerebro descifra a continuación.
Funcionamiento de un oído sano
Cuando el sonido se recibe en el pabellón, sigue un recorrido preciso, atravesando las tres partes del oído. Durante este recorrido, se amplifica y se transforma para que el cerebro pueda comprenderlo.
El pabellón capta el sonido para enviarlo después al conducto auditivo en forma de vibraciones que llegan hasta el tímpano.
Estas vibraciones se transmiten al oído medio donde el martillo, el yunque y el estribo las amplifican para transmitirlas después al oído interno. El oído medio también protege al oído interno de los sonidos altos, superiores a 80 dB.
El estribo presionará la cóclea, la cual se encuentra en el oído interno. En el interior de la cóclea se encuentran las células ciliadas, cuyos cilios permiten transformar las vibraciones en señales eléctricas que el cerebro interpretará.
Funcionamiento de un oído afectado por una pérdida auditiva
La diferencia entre el funcionamiento de un oído con pérdida auditiva y el funcionamiento de un oído sano se evidencia a través de las células ciliadas. Estas células son muy frágiles y se pueden destruir de forma abrupta o progresiva cuando se someten a intensidades sonoras importantes. ¿El problema? No se regeneran y no se pueden curar ni reemplazar.
Cuando una célula ciliada se daña, la transmisión de la señal hacia el cerebro se vuelve imprecisa y se experimentan dificultades para oír.
En cambio, cuando se destruye la célula ciliada, esta no puede transmitir la señal hacia el cerebro: por lo tanto, ya no se puede oír. Esta pérdida auditiva es irremediable.
Consecuencias de la pérdida auditiva
La disminución de la agudeza auditiva tiene consecuencias para las personas que la experimentan. Efectivamente, se observan distintos tipos de trastornos relacionados con una insuficiencia auditiva.
Problemas sociales
Los problemas sociales que tiene una persona que no oye bien se traducen en:
- Dificultades para comunicarse: la persona no comprende o entiende mal a su interlocutor, pidiéndole a este que repita o que hable más fuerte para poder comprender.
- Aislamiento: la persona que padece una pérdida auditiva tiene tendencia a encerrarse en sí misma y, por lo tanto, a aislarse socialmente. Poco a poco, esta persona se excluye a sí misma o la excluyen.
Trastornos físicos
También se observan problemas físicos en las personas cuya audición ha disminuido, por ejemplo:
- Dolores de cabeza
- Hipertensión
- Pérdida del equilibrio
- Acúfenos o hiperacusia
Problemas psicológicos
Psicológicamente, las personas con problemas de audición o sordas son vulnerables y, por lo tanto, pueden sufrir estrés debido a la falta de percepción del mundo que las rodea y, como consecuencia, tienen un sentimiento de inseguridad.
Por lo general, estas personas también tienen la moral por los suelos como consecuencia de una falta de confianza, una baja autoestima, un sentimiento de vergüenza, etc. En ocasiones, esto puede llevar a la depresión.
Como resultado, los individuos víctimas de una pérdida auditiva pueden experimentar fatiga y pérdida de apetito.
La incorporación de buenos hábitos
Es esencial adoptar buenos hábitos tanto en el lugar de trabajo como en el hogar para prevenir una insuficiencia auditiva.
En la industria
En las industrias y en las empresas de construcción y obras públicas, el ruido está presente con niveles sonoros altos en general. Existen algunos buenos hábitos que son obligatorios para limitar los efectos del ruido:
- Controlar: para identificar el riesgo, es necesario controlar regularmente —al menos una vez al año— los niveles sonoros en las diferentes estaciones de trabajo. Ocurre lo mismo cuando a la hora de comprar una nueva máquina o de reorganizar las instalaciones. La ley se cumple en función de los niveles sonoros detectados:
- 80 dB(A): protección aconsejada (es obligatorio suministrar protecciones)
- 85 dB(A): protección obligatoria
- 87 dB(A): valor que nunca se debe sobrepasar (protecciones puestas) - Usar las protecciones auditivas: el uso de las protecciones individuales contra el ruido se debe hacer en función de varios criterios (sector de actividad, comodidad, colocación, etc.). Las protecciones auditivas deben usarse el 100% del tiempo de exposición al ruido para que su eficacia sea máxima, debiéndose colocar y retirar en un lugar tranquilo y sin ruido.
- Concienciar: hay que concienciar individual y colectivamente de forma regular a los empleados expuestos a los riesgos que supone el ruido, recordándoles las consecuencias de este en el organismo y cómo protegerse.
En oficinas compartidas
En los espacios colectivos, el ruido no es necesariamente peligroso, sin embargo, puede suponer una molestia para ciertas personas. Esta molestia sonora puede ser causa de una falta de concentración y, por lo tanto, de una pérdida de productividad, y puede generar estrés y fatiga.
Para evitar estas molestias, se puede optar por atenuar el ruido de los edificios con paredes absorbentes o paneles aislantes.
Existen otras posibles soluciones como los tapones desechables, los cascos contra el ruido o los filtros de ruido a medida. Además, es posible compartir las cosas que nos molestan con los compañeros de trabajo para que todos tengan cuidado con los demás.
En casa
El ruido está por todos lados, incluido el hogar. Este es el caso cuando se realizan actividades de bricolaje (taladro, martillo, sierra eléctrica, etc.) o de jardinería (cortacésped, cortasetos, motosierra, etc.), o cuando escuchamos música o pasamos la aspiradora.
Aquí, una vez más, se pueden adoptar los buenos hábitos para prevenir una deficiencia auditiva:
- Bajar el volumen: se baja el volumen de los cascos de audio o los auriculares para poder seguir oyendo lo que nos rodea. Lo ideal es establecer como volumen máximo la mitad del volumen máximo. De forma similar, es preferible escuchar la música con unos cascos que unos auriculares.
- Limitar el tiempo de exposición: es necesario limitar el tiempo de exposición al ruido y permitir que los oídos descansen regularmente. Como ejemplo, en una discoteca, se aconseja hacer pausas de 10 minutos cada 45 minutos o de 30 minutos cada 2 horas.
- Adoptar medidas de higiene: tener una buena higiene es algo importante. Para ello, se prohíbe el uso de hisopos, ya que favorecen la formación de tapones de cera. Basta con un poco de agua y jabón suave.
- Usar protecciones: para proteger los oídos, es esencial usar protecciones contra el ruido cuando se realizan actividades ruidosas como cortar el césped, cortar los setos, cortar madera, etc.
La adopción de estos buenos hábitos favorece la protección de los oídos, limitando el riesgo de una deficiencia auditiva.